"Es un espacio de escritura potente y luminoso que busca desarrollar la escritura dramática, pero que también abraza otras formas: poesía, rap, narración, diarios personales, cartas, lo que sea. Es un lugar para expandir la escritura en cualquiera de sus formas", expresó Fernández Gómez sobre el espíritu del taller.
La propuesta se distingue por una metodología particular: durante los encuentros no se escribe, sino que se proponen ejercicios, se leen los trabajos previamente realizados y se comparte la escucha en grupo. "Estas reglas son varias, novedosas y creativas", explicó el coordinador.
"No buscamos ser originales ni novedosos. Lo que queremos es ser auténticos. Ser auténtico es tener los pies en el territorio y la cabeza en lo alto: en las nubes, en las estrellas o incluso en otras galaxias", añadió.
A lo largo del año, los participantes realizan ejercicios que se comentan en conjunto, y al finalizar el ciclo existe la posibilidad de publicar una compilación con los textos del taller. La dinámica es accesible y está diseñada para estimular la creatividad desde una perspectiva colectiva.