13/03/2022 - Columna Qué pasó ahora, la puta madre![]() La vieja amiga era Cristina Fernández de Kirchner, la viuda de un gran amigo. Le recomendó escribir un libro. Fue un éxito. Ella le propuso ser presidente. Fue otro éxito. Caminaron felices hasta el 11 de agosto de 2019. Ahí empezó el derrumbe. El 12 de agosto de 2019, Macri dejó que el dólar se vaya a la mismísima mierda. Dio una conferencia de prensa a las 16 enajenado. Pichetto tuvo que decir que el presidente estaba “en control”. Las reservas que tenía el Banco Central a cambio de una deuda insostenible que el FMI le regaló al ingeniero para que no volviera el populismo se esfumaban Al ver el disparate que hizo con la economía el Gobierno de entonces, la lógica era que el 47,79% que sacó la oposición en las PASO se incrementara hasta un contundente 54/55 por ciento que lo deje cómodo en Senado y Diputados. Bueno, no… Macri salió de caravana, le besó las patas a una tucumana y el pleito terminó 48 a 40 con la sensación de una oposición viva y firme. Asume y el primer cachetazo a la clase media. El dólar viene con 30% de recargo. “Era eso o devaluar”, decían en off. Tras un verano próspero con un aumento de salarios a cuenta y bonos para jubilados. No llegó a los 100 días y ya el campo empezó con las amenazas de un nuevo lockout como el de 2008. No pudieron: vino la pandemia. Así nació el meme: “Qué pasó ahora, la puta madre”. La imagen del súper presidente que cuidaba de la población volaba. Los memes de “estás albertizado” eran sticker para la cuarentena. Había aplausos cuando se extendía el aislamiento social, preventivo y obligatorio. De pronto, la cuarentena fue cuareterna y empezaron las marchas. En pleno pico de contagios, se rebelaron los runners. Antes mandaron a los jubilados a cobrar al banco y metieron marcha atrás con Vicentin por un Fiat Duna que empatizaba con los millonarios que cagaron a media Santa Fe. Ganaron la batalla cultural. En medio del quilombo, un gol: se reestructura la deuda con los bonistas. ¿Dale que arrancamos? Fail. En medio de la pandemia, el dolor más grande de la historia reciente: murió Diego. ¿Cómo haces para organizar una despedida al argentino más importante de la historia junto a los próceres sin que todo sea un soberano despelote? No hay chance. La imagen del megáfono es el primer traspié grande del albertismo. Se va el 2020 con las primeras vacunas llegando. Esperanza en que se termine toda esta porquería. ¿Qué pasó ahora, la puta madre? Ginés recordó sus viejos tiempos de Unidad Básica peronista y le dijo a 20 amigos “llamame que te hago salvarte de la cola”. Esa boludez mancha una de las mejore campañas de vacunación del mundo. El sanitarista que brilló en la época de Néstor se va por la puerta de atrás de la función pública. Otro golpazo: en abril de 2021 se mató en un accidente el ministro Mario Meoni. Avanzaba la vacunación, empezaban las aperturas, se arregló votar en septiembre con la idea de una economía encaminada y de repente una foto que estaba en el celular de algún amigo de Fabiola terminó en el celular de una periodista que era muy amiga del jefe de Prensa. El súper presidente que cuidaba de todos en la pandemia, pasó a ser un piola que hacía fiestas cuando todos estaban guardados. ¿Se la pasaba de fiesta? No. ¿Todos estaban religiosamente guardados? No ha nacido UN, así con mayúsculas, argentino que cumpla con las normas a rajatabla. Seamos buenos entre nosotros… Entre la foto y el kilo de carne a mil pesos, las elecciones eran imposibles de ganar para el Gobierno. Perdió. “Por lo menos nos queda que el peronismo está unido”, habrá pensado un viejo militante de alguna básica… Fail. Casi se va todo al carajo. Renace un poco con Manzur y los intendentes. Se acota el margen electoral y parece un empate. Nos vamos de vacaciones en paz con la mayoría de los argentinos vacunados. “Hold my beer”, dijo el Covid que llenó de ómicron a millones de argentinos. El pico de la pandemia llegó en enero de 2022. El pico de inflación también anduvo por estos días. Enero y Febrero fueron meses prósperos con playas llenas de gente gastando crédito de Previaje (junto con la vacunación, el gran logro del todismo) mientras que en AMBA se negociaba vía Zoom con el FMI al compás de la ola de calor más grande de la historia reciente. Cortes, lógicos, de luz y puteadas por doquier. Se cierra un preacuerdo y el hijo de la amiga al que conocía desde que era adolescente le hace un berrinche a Alberto. Otra vez cruje el Frente de Todos que pasa a ser el Frente de los que Quedan. Estamos en fines de Febrero, principios de marzo. El acuerdo con el FMI está encaminado. El empleo se recuperó a niveles de prepandemia. La economía crece. La inflación se acomoda. Los casos de covid bajan. A la noche, Fabiola se levantó a pillar porque el bebé ya le pega en la vejiga. Hace zapping y deja la CNN. Se escuchan bombas. Se ven flashes de luces. “¿Qué pasó ahora, la puta madre?”, pregunta Alberto. Ella responde: “seguí durmiendo que es la Tercera Guerra Mundial nada más”... Meado por los dinosaurios. Mariano Martín Fernández |
|