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29/03/2020 - Provinciales
Axel Kicillof: “El haber actuado a tiempo nos está dando un lapso para prepararnos y equiparnos”

En una entrevista con Infobae, el gobernador bonaerense expuso los principales desafíos que plantea la pandemia y aseguró que su distrito ya estaba en emergencia sanitaria antes de la llegada del coronavirus.




El coronavirus cambió todos los planes de Axel Kicillof. Los problemas que ocupaban su mente cuando asumió la gobernación de Buenos Aires -apenas algunos meses atrás- hoy quedaron en un segundo plano. Ahora trabaja a contrarreloj con un único objetivo: que el golpe de la pandemia sea lo más asimilable posible. En su voz se nota el cansancio acumulado de las últimas semanas. “Estamos corriendo todo el día”, asegura a Infobae.






La posibilidad de que los contagios se desaten exponencialmente en el populoso conurbano es su principal preocupación. Por eso, concentra sus esfuerzos en aumentar el número de camas, distribuir insumos y mejorar la infraestructura de los hospitales. Sin embargo, aclara que la provincia ya estaba en emergencia sanitaria y económica incluso antes de que llegara el virus.






Como si fuera poco, su distrito también concentra a millones de personas en situación de vulnerabilidad y en muchos municipios el freno de la actividad podría causar un daño irreparable si se extiende demasiado tiempo. Mientras, en el mundo todavía no hay consenso sobre el mejor camino a seguir. Solo el tiempo dirá qué tan acertadas fueron las medidas que están tomando.






-¿Qué evaluación hacen hasta el momento del avance del coronavirus en la provincia de Buenos Aires?





 


-Como muestra la experiencia internacional, siempre hay una diferencia entre los casos existentes y los casos detectados. Pero la verdad es que estadísticamente no estamos en una fase de crecimiento exponencial, y eso tiene que ver con que se tomaron oportunamente las medidas de aislamiento y de interrupción de los viajes internacionales. Me parece que el actuar a tiempo nos está dando un lapso para prepararnos y equiparnos. Después, obviamente las propias medidas de prevención van generando otras situaciones complejas. Es algo que observamos en todo el mundo.






-¿Están preocupados por el nivel de acatamiento del aislamiento obligatorio? En algunos lados parece que se respeta mucho, en otros casi nada.






-No es ni una cosa ni la otra. A nivel general, lo muestran encuestas y estudios, la sociedad está al tanto de la gravedad del problema. Después hay situaciones diversas, una cosa es el aislamiento en sectores medios y otra en sectores de bajos recursos. Lo mismo ocurre con las consecuencias económicas. Pero hoy la prioridad número 1 es cuidar la salud y la vida de los y las bonaerenses. Y aunque no es el momento de poner el eje sobre eso, sí digo que ya estábamos antes en una emergencia sanitaria y económica, estábamos transitando una crisis. Nos agarra una epidemia en un momento donde veníamos trabajando para recuperar lo que se había perdido en la economía y también en la infraestructura educativa y hospitalaria. En la provincia de Buenos Aires hay cinco hospitales en los que durante los últimos cuatro años no se hizo nada porque estaban sin abrir. Hoy nos servirían muchísimo, porque lo que necesitamos es ampliar rápidamente la infraestructura. En eso estamos trabajando.






-¿Cuál es su visión sobre el debate en torno a las consecuencias de parar tanto tiempo la economía? Algunos, como Donald Trump, dicen que el remedio puede terminar siendo peor que la enfermedad.






-Son proyecciones difíciles de hacer porque hay muchas incógnitas y muchos factores externos. Depende de cuánto dure la cuarentena, de cuál sea el efecto real de los contagios y también las medidas que se tomen. En Argentina se actuó rápido con la cuestión sanitaria y se actuó rápido con la cuestión económica. Pero a medida que se va extendiendo obviamente se van presentando nuevas dificultades. Por ejemplo, en los primeros días se dio un aumento de Asignación Universal y a jubilados. Después cuando se suspendieron las clases, se reforzaron los comedores escolares: ahora se están dando bolsones con alimentos que le sirven tanto al chico que viene a comer como a su familia. Pero eso ha dejado afuera a una parte de la población que tiene una actividad en negro o con monotributo de baja categoría. Entonces se abrió la inscripción para el Ingreso Familiar de Emergencia, que serían $10 mil. Es decir que cada situación se va abordando a medida que se va desarrollando la enfermedad. Se ha hecho muchísimo, y esto es importante porque no pasó en otros países.






-¿Qué aprendieron de otros países?






-Vimos en los países más ricos del mundo cómo se desbordó la capacidad de atención de los sistemas de salud. Las estimaciones para Estados Unidos dicen que van a faltar camas de terapia intensiva, camas comunes y lugares de aislamiento. Nadie estaba preparado para una epidemia tan fuerte y tan general. Además, el hecho de que sea en todo el planeta hace que algunos insumos falten a nivel mundial. Es una situación inédita. Y acá tenemos el problema, también producto de políticas de antes, que se perdió muchísimo en capacidad de producción de insumos hospitalarios. Se abandonaron, se dejaron de hacer en los últimos años y hoy no tenemos toda la soberanía sanitaria que necesitamos. Los países que producen ciertas cosas primero abastecen a su mercado. Lo que creo es que se ganó un tiempo precioso con la decisión temprana y oportuna del aislamiento, que tiene que haber detenido el ritmo de la epidemia, y esto nos permite estar hoy ampliando la capacidad hospitalaria en la provincia, que es la más populosa y más densamente poblada. También el 60% de las personas por debajo de la línea de la pobreza viven en la Provincia. Es muy distinta a la situación en la Ciudad de Buenos Aires. En la Ciudad se preparan para atender en el sistema público a 1 millón de personas porque el resto tiene seguro de salud. En el caso de la Provincia, solo en el gran Buenos Aires son 7 millones. La verdad es que en la provincia estaba muy abandonado el sistema de salud y estamos trabajando en remontarlo y en generar capacidades nuevas rápidamente. Tenemos un poco más de tiempo por las decisiones que tomó el Gobierno nacional. El viernes anunciamos que se abrirá el Sanatorio Antártida con 330 camas de alta complejidad, que es más o menos toda la capacidad que tenía la provincia.




-¿Van a usar otros hospitales u hoteles sindicales?






-Es muy difícil encontrar un caso como ese. Fue una situación muy excepcional que pudimos aprovechar. En Mercedes, por ejemplo, agregamos 10 camas, en José C. Paz sumamos 35 camas, etcétera. Estamos ampliando la capacidad pero no con saltos tan grandes como el que dimos la semana pasada.






-¿Hay posibilidades de que el virus no llegue a las grandes barriadas populares?






-Por lo que está mostrando la experiencia internacional es muy difícil evitar el contagio. Lo que se puede hacer es tratar de manejar el ritmo para que no se desborde la capacidad de atención. No pareciera fácil evitar el contagio. De todo esto se va aprendiendo día a día con lo que pasa en otros países.






-¿Hay planes o medidas de contingencia ante la eventualidad de saqueos? En Italia la policía ya tuvo que intervenir en algunas ocasiones.






-Nosotros estamos tratando de solucionar el problema de la enfermedad evitando los contagios, y al mismo tiempo tratando con todos los recursos posibles de atender las necesidades que van surgiendo vinculadas a las situaciones de alimentación. Todo esto después de cuatro años recesivos. Había una crisis económica y la sigue habiendo, y también está el problemas de las finanzas públicas.






-¿Está funcionando bien el reparto de comida y recursos en todos los municipios?






-Está funcionando bien. En el conurbano sobre todo hay mucha práctica y un despliegue tanto de los municipios como de instituciones como la Iglesia o los clubes de barrio, y las organizaciones populares. Hemos reforzado muchísimo la alimentación en los comedores. Está funcionando bien, pero por supuesto esto requiere un monitoreo constante y tomar decisiones día a día.






-Movimientos sociales y curas villeros plantearon que en algunos lugares del conurbano hay que cambiar la campaña “quedate en casa” por “quedate en tu barrio”. ¿Qué piensa sobre esa idea?






-En la provincia hay un montón de habitantes que no tienen las mismas condiciones que en la Ciudad o incluso que en algunos lugares también de la provincia para poder hacer un aislamiento en sus casas. Cada medida que se toma hay que adaptarla al contexto en el que se está. Obviamente, si pudiéramos lograr una aislamiento completo convendría, pero no es posible en todos lados y hay que tenerlo en cuenta. Ahí se necesita más Estado.






-¿Cómo está la situación en las cárceles?






-Obviamente hay que tomar prevenciones para evitar los contagios. Sobre eso también tenemos una situación preexistente: las cárceles tenían casi 50 mil detenidos y la capacidad es para 25 mil. En 2015 eran 33 mil. Ha habido un proceso de crecimiento por encima de la capacidad porque no se construyó ninguna cárcel. Ante la aparición del virus hicimos algo que me parece oportuno, que fue una consulta sobre las visitas y en muchos lugares decidieron no recibir visitas para evitar los contagios. Ahora se agregó un refuerzo de material de prevención y también se han permitido videoconferencias para tratar de ayudar a esta situación.




-¿En qué situación está todo el tema de la deuda?






-Hoy hay una especie de fuerte tsunami financiero internacional que enrarece toda la cuestión financiera a nivel global, más allá de que el gobierno nacional y el provincial siguen con su cronograma para buscar una solución para la deuda. Hoy hay una enorme preocupación no solo por el caso de Argentina. El propio Fondo Monetario Internacional dijo que era una deuda impagable, incluso dijo que los acreedores iban a tener que adaptarse.






-¿Pero sigue avanzando la negociación?






-Nación ha hecho todos los pasos que tenía previstos, sigue el cronograma, y lo mismo la provincia de Buenos Aires. Nosotros tenemos vencimientos en determinadas fechas y ya hemos dicho que la deuda no se puede afrontar como está. Y que para recuperar la sustentabilidad hay que modificar las condiciones. Nosotros seguimos hablando con los bonistas. Nuestro próximo vencimiento grande sería en mayo. De todas maneras, para llegar a ese mes hay que hacer las cosas antes. Seguimos trabajando en ese sentido porque el problema sigue existiendo, no es que por el coronavirus se olvidaron de la deuda.






-¿Toda esta situación puede beneficiar a la Argentina en la mesa de negociación?






-Si antes había claridad de que la deuda como la había dejado el gobierno anterior era impagable, hoy con esta situación es más clara que antes. Y ese es el principal argumento para iniciar la discusión: que no es sostenible. Hoy lo es menos y se empieza a ver en países que hasta hace poco parecían sólidos hoy tienen situaciones fiscales y financieras muy complicadas. Ya la magnitud de esta crisis producida por la pandemia está generando un verdadero desastre económico y financiero. Eso es así objetivamente. Ahora, más allá de si favorece o no, nosotros seguimos conversando con los acreedores, en algún momento se presentará una propuesta que le de sostenibilidad y ahí veremos cuál es la reacción.






-¿Es posible que haya un golpe inflacionario generado por la emisión monetaria necesaria para sostener la economía durante el parate?






-No estoy siguiendo los datos de la expansión monetaria. Pero para que suban los precios tiene que haber escasez de oferta o exceso de demanda. Y hoy hay mucha gente que no tiene los ingresos para comprar lo que necesita, así que solamente podría haber inflación por limitación de la oferta -real o artificial- o por fijación especulativa de los precios. La economía está pasando por una situación absolutamente extraordinaria donde ha caído la demanda de algunos bienes. Hoy directamente están cerrados los comercios de varios rubros y no hay actividad. Puede haber alguna maniobra especulativa con los precios pero la demanda no puede ser más alta que antes.






-¿Cómo vive a nivel personal la postergación de todos los planes que tenía al llegar al gobierno?






-Parece una de esas películas que uno vio alguna vez de epidemias o de grandes desastres, pero es la realidad que nos toca vivir a todos. A todos nos cambió los planes, a mí me tiene trabajando día y noche sin descansar, y a todos mis funcionarios. Hay muchísima gente trabajando un montón, como los trabajadores de la salud, la educación y las fuerzas de seguridad. Si podemos marcar algo favorable en medio de tantos problemas es que estamos ampliando efectivamente, invirtiendo y recuperando algo de lo perdido en el sistema de salud que estaba muy abandonado. Si uno tiene que marcar un punto novedoso, se está viendo una compresión y una percepción de que esto no es algo que se pueda arreglar con el neoliberalismo. Me parece que esto está pasando en todos los lugares del mundo. Ya decíamos que el neoliberalismo era muy dañino pero en el marco de una pandemia lo que queda claro es que la solución tiene que ser en base a valores como la solidaridad, que no es individual sino colectiva y que se necesita del Estado. Por lo demás, estamos trabajando incansablemente porque la Provincia estaba con niveles de vulnerabilidad social y un deterioro de los servicios públicos que no la pone en la mejor condición para enfrentar una pandemia. Por eso, en este tiempo, si los sabemos aprovechar se puede hacer bastante.






-¿Cuántas veces habla por día con Alberto Fernández o con Rodríguez Larreta para coordinar políticas?






-Con Alberto bastante, por WhatsApp. Después si hace falta nos vemos y hablamos en persona. Con el Gobierno porteño el vínculo es a través de un Comité Operativo donde están Ciudad, Provincia y Nación. Lo hacen los jefes de Gabinete.






-¿Hasta ahora la coordinación fue buena?






-Si, pero son situaciones distintas, porque el poder adquisitivo, el presupuesto y la infraestructura de la Ciudad comparada con la del conurbano tiene diferencias muy grandes. También en densidad de población y de condiciones socioeconómicas. No es lo mismo generar atención para 1 millón de personas que para 7 millones, y en condiciones de infraestructura y financieras muy distintas.






-¿Habló con Cristina Kirchner desde que volvió de Cuba?






-Si, claro. Es la vicepresidenta y tiene mucha experiencia porque en su gobierno se pasó por la gripe A y la crisis financiera de 2008. Tiene mucha experiencia y está interiorizada de la situación de la provincia. Volvió de Cuba y está en aislamiento por 14 días.






-La oposición parece estar muy en sintonía con el oficialismo, ¿le sorprendió esa postura?






-No sé si es sorpresa, me parece una buena decisión acompañar porque es una situación muy excepcional que exige la unidad, la madurez y la colaboración de todo el sistema político. También hay que destacar que la gran mayoría de la ciudadanía cumple las medidas responsablemente. Creo que como dirigencia política hay que estar a la altura del esfuerzo que se está pidiendo y de la gravedad del caso.








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