Por. Lic. Mariana Basanta
POCAS PALABRAS
Me encontré con Celso una mañana en su pescadería para charlar sobre su historia. A la hora fijada Celso apareció con el uniforme típico de cualquier pescadería; las botas blancas, pantalón blanco, remera blanco y delantal de goma…blanco, también. Antes de continuar les voy a contar un secreto: Yo tengo 2 sueños, bastantes raros, pero buen lo sueños no se discuten. Uno es manejar un gran camión y el otro es usar “ese uniforme”, chapotear con las botas, caminar por el puerto, juntar pescados…jajajaj, no sé porque me gusta, quizás en otra vida fui pescadora y por ahí Celso cuando lea esta nota me cumpla el sueño (crucen los dedos!!!). Bueno ahora sí, continuemos, este” mangazo” que acabo de realizar es algo que todo emprendedor debería hacer (no pedir las botas de pescador! Pero sí estar preparados para que la oportunidad no nos pase de largo). Uno nunca sabe cuándo se va a dar la posibilidad de que alguien nos escuche, nos vea; nunca vamos a saber a ciencia exacta cuando vamos a tener la chance de convencer a alguien, por eso es importante que siempre tengamos nuestro speech a mano, una copia de nuestro proyecto…siempre hay que estar atentos a las oportunidades.
Con Celso habremos charlado unos 40 minutos porque no pudimos continuar porque después de ese tiempo la pescadería se lleno de gente y ya no pudimos continuar. Celso tiene una historia tan interesante, tan rica en anécdotas que 40 minutos de palabras, fueron muy pocas.
DE CONTADOR A PESCADOR
El papá de Celso era un pescador aficionado, pasaba horas en el muelle de Mar de Ajó y queriendo o sin querer le fue transmitiendo a su hijo el placer por la pesca. Con él Celso aprendió de chico a mirar el océano como a un mundo paralelo. Como dije al principio de la nota, Celso siempre buscó en su vida volver a sentir esa plenitud que había encontrado de chico en el mar.
Cuando fue adolescente y tuvo que elegir una carrera profesional eligió la MARINA, estuvo 2 años pero no le gustó por lo que luego optó por la carrera de contador y mientras tanto se decidió a armar su propio barco de pesca, se decidió a construir su propio sueño: EL GRAN MELVILLE. En un astillero el tigre con su cuñado comenzaron con la construcción y al poco tiempo el mar les daba la bienvenida. No me lo dijo pero creo por la pasión con la que relata su historia que lo que sintió la primera vez que su barco se dejó llevar por el vaivén de las olas, la primera vez que oyó ese silencio infinito del mar profundo, la primera noche bajo el cielo estrellado, el bautismo de las redes, esa primera vez que las vio hundirse en el océano para resurgir repletas de peces, fue una explosión de adrenalina, una sensación de “sueño cumplido”. Creo que debe haber sentido algo así, pero prometo volver para preguntárselo y luego contarles que sintió Celso la primera vez que estuvo cerca de su sueño.
“HAGAS LO QUE HAGAS, QUE TE GUSTE”
Es una de las frases de Steve Jobs para lograr el éxito. La señora de Celso es Licenciada en sistemas, actualmente está trabajando en Brasil, él es contador, sin lugar a dudas no es el perfil del pescador tradicional por lo menos a mí me sorprendió, a Celso le gusta su trabajo, cortar pescado, meterse al mar, es como un arquitecto que lo que más le apasiona es preparar la mezcla y levantar paredes y aquí creo que está el secreto de porque les va bien, porque su pescadería se llena de gente todos los días…porque dentro está Celso un pescador de pura cepa que creyó en su y siempre fue para adelante. La pasión y el convencimiento de estar en el camino correcto son dos condiciones del emprendedorismo y hacerlas perdurar en el tiempo es la clave para el éxito y si no me creen pasen por la pescadería de Celso en Chiozza y Frías y cuenten si pueden la cantidad de gente que se acerca día tras día a comprarle.
HAY QUE BUSCAR LA MEJORA Y EL TRABAJO TODO EL AÑO
Durante la temporada la pescadería Santa Elena, también cocina, es otro servicio para aquella gente que le gusta disfrutar de los pescados y mariscos pero no quiere cocinar durante las vacaciones. Alrededor de las 21.30 hs. se sirve la paella o cazuela de mariscos. Todo se cocina frente a la gente y en pocos minutos la gran paellera queda vacia, solo algunos granos de arroz azafranados son testigos de que alguna vez estuvo llena. Mientras hablo con Celso me doy cuenta que es un emprendedor, tiene la pasión y convicción por lo que hace, tiene las ganas de innovar constante, es un buen líder, la gente que trabaja con él se nota que lo quiere y que mantienen una buena relación y es proactivo siempre está haciendo cosas para mejorar su negocio.
Al principio Celso solo vendía pescado, luego comenzó a cocinar en su pescadería, un día alguien le pidió sushi y fue entonces que se decidió a aprender…y no fue con cualquiera fue con iwao-komiyama (ese señor oriental que cocinaba en el canal Gourmet) y ahora uno puede disfrutar del mejor sushi en la pescadería o pedirlo para eventos.
A Celso no le alcanza con que su negocio marche bien en temporada, el quiere trabajar todo el año y mantener las fuentes de trabajo, esto es algo que le preocupa no solo a Celso, sino a todos los residentes de La Costa: extender el trabajo todo el año.
Pensando y pensando Celso tuvo 2 ideas que ya están siendo tratadas, una es la de elaborar conservas para que la gente se las lleve como souvenir en el verano; como ser almejas, pulpo, mariscos en salsas de tomate, en escabeche, todo tipo de productos que se puedan elaborar en el invierno para ser consumidos durante la temporada.
Su otro sueño es un poco más ambicioso, Celso además de su pescadería tiene una cámara frigorífica en Mar de Ajó donde conserva sus pescados. Durante el invierno empaca pescado que luego se vende a Mar del Plata donde es procesado para ser exportado. El sueño de Celso es conseguir un tubo de alta refrigeración (o un nombre parecido..mmmmm) para poder hacer todo el proceso y exportar directamente. De esta manera Celso podría sumar puestos de trabajo y mantenerlos durante todo el año. Celso sabe que es un proyecto ambicioso y nada fácil, hace falta mucha inversión y papeles. Pero no se desanima porque sabe que es posible. Como buen emprendedor convencido de su proyecto salió a golpear puertas (hay que conseguir el financiamiento!) y llegó hasta el intendente: Juan Pablo de Jesús lo escuchó y dijo estar comprometido con todo lo que sea lograr l productividad en La Costa (otra vez crucemos los dedos!). Celso está confiado, ojalá que en poco tiempo pueda concretar su sueño de exportar, porque esto sería un crecimiento para todos los Costeros que estamos ansiosos de ver una Costa que trabaje todo el año.
EL LEGADO
Celso te consideras un emprendedor?
Sí, me considero un emprendedor porque continuamente trato de hacer cosas nuevas y siempre trato de estar actualizado en temas relacionados con el arte culinario que pueden marcar una diferencia en mi negocio.
Qué le dirías a otros emprendedores que quieren emprender y no se animan?
Les diría que la vida es una sola, que cuando lleguen a ser adultos mayores no se tengan que preguntar qué habría pasado si hubieran emprendido “esa” actividad; en esa etapa de la vida debemos tener la respuesta “Nos fue bien o nos fue mal”, pero nunca “no me animé”.