Estas escuelas son la escuela Nº 305 Ejército de los Andes en Paraje Coraya, que cuenta con cinco alumnos y es de jornada simple; la escuela Nº 206 de El Portillo, la cual es una escuela albergue, a unos 33 km. del complejo habitacional de la mina El Aguilar. La misma atiende de lunes a viernes con diez inscriptos que realizan las tareas áulicas pero también tienen actividades agrícolas y comparten su realidad todos los días como una familia. Los docentes y cinco de los alumnos viven allí toda la semana. Y la asociación esperanza: En la ciudad de Humahuaca. Es una institución sin fines de lucro que realiza talleres y capacitaciones a chicos y jóvenes con discapacidad. En este recorrido se compartieron las experiencias de los niños en sus escuelas emplazadas en los cerros y en donde las condiciones climáticas no son favorables y los recursos resultan escasos. “La luz solar es su fuente de energía, pero es insuficiente para sostener el uso simultáneo de la heladera y otros equipos encendidos. Las distancias son enormes y hay niños que caminan más de dos horas para llegar al colegio. Las familias viven del pastoreo de ovejas y chivos. Las comunicaciones a más de 3500 mts. de altura en la Quebrada son nulas. No hay Internet, ni señal telefónica. El agua se cuida como un tesoro y la calefacción es a leña” explicó Regolo al volver a La Costa a lo que agrego “soñar con realizar la escuela secundaria es un casi una utopía. Solo muy pocos lo logran y es la preocupación de los maestros con respecto a los egresados de la primaria”. Conocer y difundir estas realidades es tomar conciencia de que otros argentinos viven circunstancias de vida muy diferentes a las que estamos acostumbrados a ver todos los días. El obispo Pedro Olmedo lo definió así: “…aquí tenemos una pobreza histórica, de olvido de muchos años (…) hay que romper esa marginalidad estructural.(…) la gente lucha mucho por sus cosas pero todavía falta que se tenga en cuenta desde el centro del país a estos lugares…” A pesar de las dificultades, muchos docentes y profesionales continúan la tarea con amor y entrega y tratan de mejorar la realidad que les toca vivir. La fundación Baco Club, tiene un compromiso con la educación y desea agradecer a la comunidad y a muchas personas del Partido de la Costa que han realizado donaciones de útiles escolares, comida, ropa y golosinas para entregar a las instituciones antes mencionadas. Marita Regolo, se suma a estos agradecimientos y desea, Dios mediante, continuar brindando la posibilidad de escuchar otras voces, otras historias argentinas, en los micrófonos de las radios.